jueves, 22 de marzo de 2012

MIS DOS ESTRELLAS

Quiero dedicar este post a mis dos embarazos que no llegaron a término, a mis dos estrellas.
Cuando mi pareja y yo tomamos la decisión de tener un bebé en ningún momento me planteé la idea de que si me quedaba embarazada algo podía salir mal, jamás, ni se me pasó por la cabeza. Quizás fue debido a que con Pedro todo fue genial, nunca tuve ningún problema. 
A finales de setiembre de 2010 mi segundo test da positivo (digo segundo por qué el primero fue el de Pedro 8 años atrás), no os podéis imaginar nuestras caras, nuestra ilusión, quería correr, gritar, decirlo a todos mis seres queridos, compartir tanta felicidad!!
Estaba de 6 semanas cuando fuimos a la primera visita, donde me hicieron una eco, mi querido ginecólogo el Dr Jimenez, era la primera vez que me visitaba él, y yo no sabía aún la de visitas que compartiríamos...
Se vio una bolsita, muy pequeña, en un principio todo estaba genial, no había nada extraño, pero es que tampoco me lo planteé, era tanta la felicidad que me invadía que solo pensar que en 9 meses sería mamá otra vez me bastaba.
Nos dio cita para las 8 semanas, y yo seguí mi vida normal, mi trabajo, para aquel entonces daba clases de informática a personas mayores, llevaba cuatro grupos de 15 "abuelitos" encantadores y maravillosos, pero estaba todo el día fuera, y lo combinaba con mis estudios de primero de carrera, que acababan de empezar.
Todo parecía perfecto, lo dijimos a la familia, y a los amigos más allegados, y repito en ningún momento pensé que algo podía fallar, que algo podía marchar mal, nunca se me ocurrió, estaba radiante, feliz, mi hijo Pedro estaba encantado, tendría un hermanito/a que tanto había deseado!


Era viernes, no se me olvidará en la vida. Habíamos quedado con unos amigos,  yo los viernes no trabajaba, tenía fiesta, daba clases de lunes a jueves. Recuerdo que me empecé a encontrar muy mal, mucho, me dolía mucho la tripa, y me mareaba. Pero lo achaqué a la tensión de toda la semana, al estrés, y los nervios del trabajo...
Cuando llegamos a casa preparamos una cena, estuvimos compartiendo, y me tuve que sentar en el sofá pues tenía unos pinchazos enormes en el vientre. Algo se retorcía en mi interior, y me asusté, pero nunca llegué a pensar que algo iba mal...
Por la mañana desperté algo mejor, pero cuando fui al lavabo comprobé que mis braguitas se habían teñido de rojo. Esa imagen no se me borrará, el miedo que sentí como una niña pequeña me quedé llorando en el lavabo, no sabía que hacer, no podía levantarme, era como si el mundo se hubiera paralizado, como si solo quedase yo y aquella sangre viva que salía de mi interior... mi pareja (aún no estábamos casados) acudió corriendo al oírme, y de seguida me ayudó a incorporarme, a vestirme y nos fuimos al hospital.
Allí me hacen una eco, y no se ve nada... absolutamente nada, habían pasado 2 semanas desde la primera eco, y según el doctor de urgencias seguía estando de 6 semanas... nos mandó a casa, reposo, y a esperar, pues podría ser que al estar de tan poco fuesen pérdidas normales, o un indicio de aborto. Tuvimos que esperar y nos dio las pautas a seguir, y teníamos que volver a la consulta, que era la visita programa que tenía de las 8 semanas. 
En casa, en el sofá, no podía dejar de llorar, por suerte ese fin de semana mi hijo Pedro estaba con su padre, y no tuvo que verme así, como ida, como si no fuese yo, como que me estaban arrancando algo muy grande de mi ser... la pena, la angustia me invadían, no podía pensar, no podía hablar, no quería nada, solo dejar de sangrar... pero no ocurrió... sangré menos, eso sí. 
Y al llegar a la consulta, me acompañaban mis padres y mi pareja. Me hizo una eco, y me dijo lo que yo no quería oír... no había bebé, no había nada, no estaba... se había desvanecido, mi amor, mi ilusión, un trozo de mi vida se fueron también con él o ella... 
Al día siguiente el gine me intervenía... lloré, lloré sin parar, recuerdo a Carolina, una enfermera de ojos preciosos, que no me soltó la mano en ningún momento, y al anestesista que me dijo: La próxima vez que te pinche será para tener tú bebé, eres joven y estás sana, no te preocupes.


Pero sí me preocupaba, y mucho. El gine me trato con una delicadeza extrema, con unas palabras dulces, con mucho ánimo y actitud positiva, nos dio el alta al pasar varias horas, y nos dijo que esperáramos tres reglas, y que para Reyes de nuevo estaría embarazada...y así fue.


El como me sentí es algo que creo no puedo explicar, es un vacío, es una pena tan grande, un dolor tan hondo, que jamás había experimentado, jamás, es como un duelo, como que algo dentro de ti nunca volverá a ser lo mismo... Y nunca lo fue.


La vida continua, y perdí mi trabajo, pues acabaron los cursos, quedaban dos clases, pero ellos a pesar de entenderme, y respetarme, no volvieron a llamarme nunca más... Esto es algo que no ayuda en nada... Pues ya no había bebé, ya no había trabajo... Más horas para pensar, más horas para lamentarse... no te ayuda nada...


En navidad nos fuimos a París, un viaje maravilloso, donde Joan Carles me pidió matrimonio con un anillo precioso en la Torre Eiffel, que nos hizo animarnos, volver a enamorarnos y salir un poco de la rutina, y de la sensación de angustia por la pérdida. Lo pasamos realmente genial, Pedro estaba encantado, y yo empecé a sonreír.


Como dijo mi querido Dr Jimenez, para Reyes de nuevo quedé embarazada, y mi pensamiento era: Es imposible que nos pase otra vez. Esta vez irá todo bien, tiene que ir bien.


Pero la experiencia nos decía que mejor no alegrarse mucho hasta ir al médico...Me hice el test un lunes, tenía 7 días de falta, dio positivo, mi tercer positivo en mi vida...Puedo decir que nos alegramos, pero no nos brillaban los ojos, ni a él, ni a mi... el miedo invadía nuestros corazones, y por dentro quería saltar... pero no podía.
Me encontraba bien, pero iba al lavabo cada diez minutos...
Volvia a ser viernes, mi pareja estaba en una reunión en Barcelona. Yo estudiaba en casa, pues los exámenes eran en febrero, me quedaba muy poco, y tenía 5 asignaturas, que con mis ánimos había abandonado un poco la carrera, y la verdad los estudios me ayudaron a salir adelante, eso y la sonrisa de mi hijo, y el amor de mi pareja. 
Fui al lavabo, estaba esperando que llegaran del cole mis padres con Pedro. Y merendaríamos juntos, ellos sí sabían que volvía a estar embarazada. Pero el niño no.
Fui a lavabo... y otra vez, ¡otra vez! no podía ser, estaba soñando, era una pesadilla, otra vez esa soledad, otra vez algo se me arrancaba de mi interior impidiendo crecer a mi bebé, otra vez la imagen de mis manos teñidas de rojo... grité, grité con fuerza, lloré, sentí mucha rabia y dolor, y me quedé sola, otra vez sentada en el lavabo...
No tuve fuerzas para levantarme, pero al final lo hice... llamé a mi madre llorando, ya estaban llegando a mi casa, en dos minutos estaban allí...
Llamamos a Joan Carles y vino volando de Barcelona... no se lo podía creer...
Fuimos a urgencias, y en la eco no había nada... NADA, otra vez nada, había una gran hemorragia que confirmaba un nuevo aborto, esta vez bioquímico... pero aborto igual.


El dolor que sentí y que siento al recordar estos momentos, el que la gente te diga que es normal, que les pasa a muchas mujeres, que somos jóvenes y tenemos mucho tiempo... de nada me servían, solo para tener más rabia, solo para desear gritar mucho más fuerte, para que mis bebé volviesen a mi, para que anidaran en mi útero dándome la fuerza y la vida... la vida que se me habían arrebatado sin preguntar... sin contar con mis sentimientos, sin pedir permiso... 


Esta segunda vez fue duro, pero no dolió de la misma forma, pues solo estuve embarazada conscientemente 5 días... o quizás el dolor de la primera pérdida aún invadía mi corazón y no tenía más lugar para más tristeza...


Decidimos no pensar, no buscar, no contar ni días, ni reglas, ni nada de nada, decidimos preparar nuestra boda, decidí seguir con mi carrera, aferrarme a ella, y a mi familia. Por suerte empecé a hacer sustituciones en una empresa de monitoras de comedor, y me llamaban casi cada semana, eso me animó bastante, me quedé como sustituta oficial en una Llar d'Infants, mi clase era la de los bebés, y allí conocí a una gran educadora y persona Bego.


Era marzo, marzo de 2011, un mes muy importante en nuestras vidas, y no sabíamos que aún lo sería más.


No sabía ni cuanto hacía que no me venía la regla... ni lo quería saber. Pero me empezaron a dar unos dolores fuertes de cabeza, y decidimos hacer un test, pues no quería tomar ningún medicamento bajo ningún concepto.
Estábamos cambiando las sábanas de nuestra cama, y decidimos hacer el test. Lo hicimos y lo dejamos en el baño, seguimos haciendo la cama... no queríamos mirarlo... no quería saberlo... no sé si me dolería más un Sí que un No.
















Al final fuimos, y... dio positivo, mi cuarto positivo. Nos abrazamos, pero aunque me duela decirlo... nos abrazamos con tanto miedo, que no hubo lugar a la ilusión, a la alegría, al amor... viví mi primer trimestre con angustia, con impaciencia, con temor... a las 10 semanas se veía perfecto, un bebé pequeñito que bailaba en mi interior...Debo decir que me visitaron cada 15 días y que cada visita era un alivio, pues todo evolucionaba perfecto, el gine me dijo en la primera visita de 7 semanas: Laura esta vez SÍ.


Y así fue, y así es... aquí está encima mío mamando mientras os escribo este post, nuestro bebé Carlota llegó, me acompañó durante 39 semanas y 3 días. Me llenó de felicidad, me devolvió la sonrisa, la alegría, las ganas de luchar, de disfrutar, de ser mamá.


Pero nunca podremos olvidar a las dos estrellas que también acompañaron a mamá, aunque fue poco tiempo, también formaron parte de mi vida, de mi cuerpo, de mi corazón. Desde aquí deciros que os amo pequeñas estrellas!


Laura JC





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