jueves, 17 de mayo de 2012

¡Mami quiero leer!

Pedro tenía 4 años, y estaba acostumbrado a que antes de ir a dormir siempre leíamos un cuento. Menos cuando yo trabajaba de noche.
En nuestra habitación teníamos sus cuentos preferidos en su mesita, y yo mi libro en la mía. Cuando él se dormía yo leía un poco mi libro, con mi niño a mi lado, y puedo asegurar que esas noches, esos momentos, eran de eterna felicidad. 
Pedro a mi lado, su respiración, la calma de mi habitación y disfrutar de un buen libro, y de momentos de paz.


Una de esas noches, Pedro me dijo que él sabía leer, y cogió el cuento de los tres cerditos y me lo "leyó". Se lo sabía de memoria, y casi lo dijo exactamente igual. Me encantaba que Pedro me leyera cuentos para dormir. 


Entonces, otra de estas noches me dijo : - Mami quiero leer.


Recuerdo que le pregunté a su maestra, Mireia, que el niño tenía mucho interés en la lectura, y que sí podía yo en casa enseñarle poco a poco las letras, como suenan, etc. Lo que no quería era confundir a Pedro. Pero ella me dijo que sí, que podíamos trabajar la lectura desde casa, y que de echo era genial.


Así que busqué el primer libro que yo leí de pequeña, lo tenía guardado como un tesoro, y pensé que a Pedro le gustaría leer el primer libro que mami leyó.


Nunca olvidaré mi primer libro, ni mis libros preferidos, o los que me obligaron a leer en Bachillerato, por eso quería que mi hijo recordase con cariño su primer libro, que también fue el mío, años atrás.




Hasta ese momento, Pedro había visto cuentos, muchos cuentos, y los libros eran míos, teníamos álbumes ilustrados, teníamos cuentos de cartón, de tela, y juegos cuentos. Pero él nunca había tenido un libro. Como los de mami.


Se puso muy contento y feliz, y parecía que todo marchaba sobre ruedas, hasta que quiso leerlo, y claro... no pudo. 


Se enfadaba, y yo trataba de explicarle que no era tan fácil, que poco a poco. Pero él tenía mucha prisa por leer, así que íbamos leyendo despacio, le iba explicando los sonidos, las letras, y todas las preguntas que me hacía.


Entonces pensé en poner un abecedario en el comedor, y lo pintamos juntos, para así tener las letras a la vista y poder ir comentando día a día palabras cotidianas con él.


El año pasado descubrí que esto se usa de verdad en las aulas de infantil, como recurso para que aprendan a leer.


Desde el colegio también empezaban a trabajar distintas letras, vocabulario nuevo, y eso también ayudaba a que Pedro estuviese muy motivado.


Muchos días quería leer. Muchos otros no. Nunca le obligué, ni nunca le quise enseñar nada más que lo que él quería saber.


Acabó el curso, y pasamos el verano. Leíamos siempre Miguel y el Dragón, y a él le encantaba. 


Empezó P5, y no tuvimos la suerte de tener a Mireia... (desde aquí quiero decir que te echamos mucho de menos en P5).


Pedro perdió un poco el interés, y bueno... la motivación desde el colegio tampoco era la misma... Pero en casa seguí atendiendo a sus deseos, si quería leer, leíamos, y si no, pues no.


Iba avanzando mucho, y me sorprendía día a día. Reconocía casi todas las letras, y se confundía con algunas, pero rectificaba en muchas ocasiones.


En el tercer trimestre de P5, Pedro leía. Leía muy bien. Y a mi se me caía la baba escuchándolo.


Cuando digo leía, quiero decir, leer como un niño de 5 años. No leer como un adulto.  Pedro leía: Mmmmiiiiiigggggguuuuuueeeeeeeelllllllll     yyyyyyyyyy      eeeeeeellllllllllll    Ddddddddddrrrrrrraaaaaaaaaagggggggggggóóóóóóónnnnnnnn




Recuerdo que hacíamos etiquetas en casa, con palabras que él me preguntaba, y las pegaba, así que tenía la casa llena de etiquetas: MESA, SILLA, COCINA, PEDRO, MAMA, LAURA, CUADRO, TELEVISIÓN, LIBROS, PELOTA, etc.


Supongo que lo harían en su clase, pues también son recursos para enseñar a escribir y a leer en infantil. Pero en aquel momento era Pedro quien me guiaba a mi. 


Perfeccionó su lectura en 1º de Primaria, y en casa cada vez quería leer menos. 
Ha sido desde este año, casualmente, con la llegada a nuestras vidas (en el cole ya estaba pero no la habíamos tenido) de otra gran maestra, María José, que Pedro ha empezado a leer otra vez. Me refiero a leer por gusto. Pues por obligación sí ha leído, los libros del cole, que por cierto no son pocos.


Pero leer por placer, disfrutar leyendo, sumergirte en la historia, ser parte de ella, sentir con sus personajes, emocionarte o tener miedo a través de la lectura, es algo que tenia olvidado. Y que por suerte ha recuperado.


Le lee a su hermana, lee en el sofá, y lo hace por qué quiere. Esto es algo que me fascina de Pedro. Y espero que no deje nunca de leer, pues la lectura enriquece a las personas, nos hace libres, nos da opción a pensar, y nos enseña multitud de cosas, como pueden ser la ortografía y nuevo vocabulario.


Si le preguntáis a Pedro cual fue el primer libro que leyó os contestará lo mismo que yo: Miguel y el Dragón.


Y si le preguntáis quien le enseñó a leer, dirá que su mami, y aquí es donde me hace sentir la persona más afortunada del mundo, por haber tenido el privilegio y el placer de poder guiarlo en su curiosidad por leer.


Te seguiré guiando siempre que lo desees pequeño, en la lectura, en la vida, en el amor, y dejaré que tu me guíes a mi, en la lectura, en la vida, nuestra vida, y en el amor, nuestro amor eterno, te quiero Pedro.




Laura JC

2 comentarios:

  1. Y que satisfaccion, cierto?

    Sofi moria por tener su propia biblioteca y en eso estamos, cada libro lo atesora con verdadero amor!

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    1. Pues sí, la verdad es que sí.
      Lo de la biblioteca es una gran idea, nosotros también tenemos una, ahora volvemos a tener libros más infantiles para Carlota, los libros son maravillosos para los niños.

      Un saludo

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